Las tareas fundamentales de la Armada Real Danesa siguen siendo la defensa marítima, el mantenimiento de la soberanía sobre las aguas territoriales danesas, groenlandesas y feroesas, la vigilancia y la búsqueda y rescate. Las capacidades navales de Dinamarca se centran en una flota versátil que incluye las fragatas de defensa aérea clase Iver Huitfeldt y los buques de mando y apoyo clase Absalon, que pueden equiparse para la guerra antisubmarina. Estos buques constituyen la columna vertebral de la capacidad de la armada para contribuir a los grupos marítimos permanentes de la OTAN y a las misiones internacionales. Los buques de patrulla oceánica clase Thetis son cruciales para afirmar la soberanía y realizar tareas en las desafiantes condiciones del Atlántico Norte y el Ártico. Históricamente, Dinamarca operó submarinos, pero esta capacidad fue dada de baja en 2004.
En respuesta al entorno de seguridad en evolución, Dinamarca ha lanzado un ambicioso programa de construcción naval y modernización en el marco del Acuerdo de Defensa Danés 2024-2033. Una iniciativa clave es la adquisición a corto plazo de hasta 25 nuevos buques. Esto incluye cuatro buques multipropósito diseñados para tareas de protección ambiental, pero también equipados para funciones militares como el minado y la vigilancia submarina. Además, se adquirirán 21 nuevos buques para la Guardia Nacional Naval con el fin de mejorar la seguridad costera y portuaria. Un nuevo enfoque importante es la protección de la infraestructura submarina crítica (CUI), con planes para un buque de vigilancia dedicado y el desarrollo de sistemas submarinos no tripulados y drones.
El alcance operativo de la armada se centra principalmente en el Mar Báltico, el Mar del Norte y el Atlántico Norte, estratégicamente importante, incluyendo la brecha Groenlandia-Islandia-Reino Unido (GIUK). Su capacidad ártica se está reforzando, con planes para nuevos buques específicamente para esta región. De cara al futuro, el gobierno danés está planeando la próxima generación de buques de guerra para reemplazar la actual flota de fragatas, asegurando la capacidad de combate a largo plazo de la armada. Esta modernización tiene como objetivo mejorar las capacidades de defensa aérea y de ataque en línea con los requisitos de la OTAN.