La Armada croata es una fuerza naval modesta pero profesional, centrada principalmente en la defensa de las aguas territoriales de Croacia y su extensa costa en el mar Adriático. Establecida en 1991 durante la Guerra de Independencia de Croacia, su doctrina operativa y la composición de su flota están determinadas por las especificidades geográficas del Adriático, haciendo hincapié en la defensa costera, la vigilancia marítima y la aplicación de la ley. La Armada se estructura en dos componentes principales: la Flotilla de la Armada, responsable de las tareas tradicionales de guerra naval, y la Guardia Costera croata, que se encarga de la seguridad marítima, la protección y la salvaguarda de los intereses nacionales en el mar.
El núcleo de la capacidad de combate naval de Croacia reside en una pequeña flota de lanchas misileras, que constituyen su principal poder ofensivo. Estas se complementan con patrulleras, buques de contramedidas de minas y diversas embarcaciones auxiliares y de apoyo. Un aspecto significativo de su capacidad marítima es el sistema de vigilancia costera, que integra radares y puestos de observación a lo largo de la costa para monitorear el tráfico marítimo. El enfoque operativo de la Armada es inherentemente regional, centrado en el mar Adriático, donde realiza patrullas de soberanía, protege las fronteras marítimas y participa en operaciones contra el contrabando y de protección pesquera. Su participación en operaciones lideradas por la OTAN y la UE, como la Operación Tritón y Atalanta, demuestra un compromiso con la seguridad marítima internacional y proporciona una valiosa experiencia, extendiendo su alcance más allá del Adriático según la misión.
La estrategia marítima de Croacia está impulsada por la necesidad de proteger sus intereses económicos vitales, incluyendo el turismo y el transporte marítimo, mientras contribuye a la seguridad colectiva como miembro de la OTAN. Esto se refleja en sus actuales esfuerzos de modernización, que buscan reemplazar buques antiguos de la era soviética por plataformas modernas. Un programa clave de construcción naval implica la adquisición de nuevas corbetas multipropósito, que mejorarán las capacidades de guerra antisuperficie, antiaérea y antisubmarina de la Armada. También hay un proyecto en curso para construir nuevas patrulleras costeras para fortalecer la capacidad operativa de la Guardia Costera.