La Armada sueca es una fuerza tecnológicamente avanzada pero relativamente pequeña, tradicionalmente optimizada para la guerra litoral en el entorno único y desafiante del Mar Báltico. Su estrategia marítima, arraigada durante mucho tiempo en la no alineación y la defensa de su extensa costa, está experimentando una transformación significativa tras la adhesión del país a la OTAN. Esta nueva postura exige un enfoque más amplio, integrando sus operaciones con las fuerzas aliadas y extendiendo sus responsabilidades a la seguridad colectiva de la región del Mar Báltico y, potencialmente, más allá.
El núcleo de la flota de superficie de Suecia son sus corbetas clase Visby, reconocidas por sus características de sigilo y su diseño avanzado adaptado para operaciones costeras bajo un paraguas de defensa aérea terrestre. Estas embarcaciones se complementan con patrulleras y una capaz fuerza de contramedidas de minas (MCM), un activo crítico en las aguas poco profundas y complejas del Báltico. Un elemento clave de la capacidad naval de Suecia reside en su flotilla de submarinos altamente respetada. Estos submarinos proporcionan una formidable capacidad antisupersicie y de recopilación de inteligencia, aprovechando su sigilo para operar eficazmente en sus aguas nacionales. La armada también posee batallones anfibios diseñados para la defensa costera.
La adhesión de Suecia a la OTAN ha puesto de manifiesto la necesidad de una fuerza naval expandida y más robusta. En consecuencia, importantes programas de construcción naval y modernización están en curso. El más crítico de ellos es el desarrollo de los nuevos submarinos clase A26 (clase Blekinge), que reemplazarán a los submarinos más antiguos e introducirán capacidades multimisión mejoradas, incluido el potencial para desplegar vehículos submarinos no tripulados. Además de los submarinos, hay planes en marcha para adquirir nuevos buques de combate de superficie para reforzar la flota, mejorando sus capacidades de defensa aérea y su habilidad para operar fuera de la protección inmediata de su propia costa.
Históricamente, el alcance operativo de la Armada sueca se limitó deliberadamente al Mar Báltico y sus accesos. Como parte integral del flanco nororiental de la OTAN, su alcance operativo se está expandiendo ahora. Aunque sigue centrada principalmente en el Báltico, que cada vez se denomina más como un "lago de la OTAN", se espera que la armada se integre en los grupos navales permanentes de la OTAN y contribuya a la seguridad más amplia del Atlántico Norte. Este cambio exige una mayor interoperabilidad con las armadas aliadas y plataformas con la autonomía necesaria para operaciones sostenidas más lejos de casa. La estrategia del "efecto umbral", destinada a crear una disuasión creíble mediante una alta disponibilidad y superioridad tecnológica, sigue siendo central en su doctrina.